¡Ay, carita de luna llena! Llevas días negándolo, tomando pastillas erráticamente, como si fuera algo pasajero o un mal sueño. Como si esas pequeñas manchas, más planas y pequeñas, no significaran nada. No fueran contigo.
Pero hoy, hoy, ya no puedes negarlo. La pesadez de cuerpo. Ese cansancio perezoso que reconoces distinto a todo. El disconfort , esa desazón continua y angustiosa, esas marcas delatoras que atribuyes a la ropa apretada...Nada. No es casual. Se llama brote, se llama continuidad, se llama Urticaria Crónica Idiopática, se llama enfermedad.
Te levantas como un ecce homo. Los chivatos habones marcando cara y cuello te delatan. ¡Traidores!
El desplome generalizado,el peso de este cuerpo caduco, la melancolía del día, la tristeza por la marcha de Carlos mañana. -¡Qué rápido pasan los días! - y sobre todo, el miedo, nuevamente el miedo controlando tu vida, revivir los peores momentos, vuelta a la agotadora medicación, a los efectos secundarios de los corticoides, al fracaso del Omalizumab. A la rendición de mi cuerpo. A ignorar los pensamientos mortales de mi cerebro.
Intento una meditación de calma, intento mantener el aplomo. Pensar positivo , pero rápidamente el lado oscuro de mi yo, se rebela. Se rebela ante la tozudez de la realidad y la incertidumbre del futuro. Y, de pronto, en la inmensidad de Tweets.
" Esta mañana, pensé que mi cuerpo, ese compañero fiel, ese amigo más seguro y mejor conocido que mi alma, no es más que un monstruo solapado que acabará devorando a su amo "
Memorias de Adriano
Marguerite Yourcenar
Pero, así es twitter, alguien manda un retweet.
"Esta mañana tu cuerpo sigue siendo templo de abrazos, imagen que te significa, reflejo de luz tan generosa, saludándote en colores, que ni la sombra de tus miedos termina con tu vida."
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