Mal fin de semana. Mirando las manchas. Exultantes, rabiosas, dolorosas, reclamando espacio y atención. Quiero rascarme o mejor coger una cureta y rebanarlas, cortarlas, sangrarlas hasta que me dejen de atosigar, atacar, de joder.
No depende de lo que haga, toque, coma o me ponga. No me tranquiliza la meditación ni encuentro descanso apacible. Día y noche mostrando su presencia. Catapultando mi dignidad.
No me gustan las metáforas bélicas pero no encuentro mejor definición. He perdido. No tengo armas ni plan B. Sólo esperar, esperar, esperar poniendo el culo a disposición de las inyecciones intramusculares que me calmen y amortiguen, esperando que tanta dosis, tanto fármaco si no puede acabar con la urticaria, acabe conmigo.
El futuro, esperanza?, ahora ni nombrarlo. No puedo hacer planes. Posiblemente la víspera amanezca como un Ecce Homo y no quiera ni despertar.
Mañana lunes, inicio de semana. Otra noche inquieta, otros sueños alarmantes. Otro día cumpliendo criterios de Urticaria Crónica Idiopatica.
Carita de luna llena, que mal final.
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