martes, 6 de julio de 2021

DON´T GET ME WRONG

 

En  tercero de carrera - aunque puede ser otro curso, año, lugar o constelación,  todavía impregnada por el olor profundo  de chica de pueblo llegada a la capi  intentando desprenderme del hedor paleto, rancio, opresivo  de ideas, barreras, creencias, normas, pecados y dogmas que la tradición judeocristiana impone... Apareció Gloria. 
Como aparecen cada  primavera  las  infinitas campanillas que amarillean el campito que veo desde mi casa. Por encanto. De la noche a la mañana. Iluminando y desdibujando los grises días de invierno.
Gloria, mi vecina, vivía sola. Eso me admiraba. 
Trabajaba en una gran empresa y ganaba lo que en mis posibilidades monetarias de entonces me parecía mucho dinero. Eso me fascinaba. 
Guapa, deslumbrante, resuelta, autosuficiente... Eso... bueno, eso  tenía embobados a los chicos con los que compartía piso por entonces.
 La oía llegar a altas horas de la madrugada, inconfundible por el  repiqueteo convulsivo de sus tacones de vértigo, subiendo veloz por  las escaleras - un tercero  sin ascensor- 
Escuchaba las voces y  risas de los múltiples acompañantes que la visitaban. Eso me daba envidia.
 Yo ocupaba mis  monótonos días entre la facultad y el estudio o las tareas propias del hogar y de mi sexo...
Gloria, me tomó cariño o...  sororidad, como lo llamaría hoy. 
Pasaba frecuentemente a verme - para que descanses un rato - y para consultarme cosas tan trascendentales como la ropa que debía llevar para tal o cual evento. El peinado, las botas, zapatos, bolso ... en fin, demasiada responsabilidad para  la chica de pueblo llegada a la capi,  de armario austero y vaquero eterno como animal de compañía.
Yo la ofrecía un café y ella su tabaco Camel. Un lujo  para quien machacaba sus pulmones a golpe de  Ducados. Me contaba sus trasiegos amorosos, sus devaneos, sus locuras. Siempre deprisa, siempre rápido, siempre saliendo, entrando, viajando,  comprando...
Gloria se  mantenía del aire. Nunca la vi cocinar. Su nevera siempre  llena de botellas. Su basura  llena de cascos vacíos, de colillas malolientes... 
Siempre  perfecta. Su vida de vértigo, de malcomer, fumar  y su eterno trasnochar no afectaba para nada sus ojos negros y luminosos, su piel morena y tersa, su rizado pelo salvaje...
Adoraba su elegancia, su estilo, su desenvoltura. 
Me deleitaba viendo su ropa tendida en las cuerdas del patio común. Esas prendas interiores mínimas,  de encajes atrevidos, de transparencias de  vértigo que sólo determinadas diosas, como ella, pueden lucir. Nada que ver con las bragafajas antieróticas que yo colgaba de la manera menos visible posible.

Pero lo que de verdad envidiaba de Gloria, era su presencia en todo concierto, acto, exposición, evento, movida que se preciara en Madrid. 

Opuestas hasta en el blanco de los ojos, compartíamos sin embargo gustos musicales. Yo escuchaba radio  tres y ella se compraba los discos. 

Me visualizo en el sofá de su casa, escuchando  el disco recién comprado de Pretenders, escudriñando  hasta el mínimo detalle, la foto de portada con una Chrissie Hynde soberbia. 
 Gloria se preparaba en su  habitación  para asistir a un concierto de
- Pretenders ?, no lo puedo afirmar.

Apareció en el salón canturreando, la marcada raya negra en los ojos, la cazadora roja de cuero, el pantalón negro ajustado a sus kilométricas piernas,  las botas rojas  de cowboy, guantes de rejilla...¡Me asusté!  
¡La propia Chrissie Hynde deambulando a mi lado! Pero seguro que ella no olía tan bien como Gloria.

Nuestras vidas divergieron  rápido, para las vacaciones de verano ya habías decidido casarte con tu novio de juventud, un prometedor cirujano.
 No nos invitaste a la boda. Los vecinos de piso, son sólo para entretenimiento o para necesidades cotidianas  imprevistas. Como la que te surgió apenas unos meses después. Apareciste por nuestra casa compungida, más delgada tal vez, fumando compulsivamente - tu marido cirujano no te permitía fumar - la negrura de tus ojos se debían más a las ojeras que al delineador que habitualmente usabas.
No entendimos el mensaje, tampoco quisimos explicaciones ni detalles. Los vecinos no juzgan. Simplemente te ibas a Londres a abortar  -No puedo ser madre ahora - repetías.   A tu marido le explicaste que pasabas el fin de semana con nosotros, los adorables vecinos que no te acompañaron a tu boda, y a los que ahora echabas de menos. Lo dicho, necesidades perentorias. Te llevamos al aeropuerto, te recogimos  a la vuelta, con  aspecto demacrado y más ojerosa que nunca,  unas enormes gafas negras ocupaban tu cara a pesar de ser de noche. Alguien en el avión te conocía. Salimos presurosos.Te acercamos a tu nueva casa en un barrio glamuroso - tu marido de guardia. - Descansa lo que puedas -   Gracias y adioses. 

No la he vuelto a ver. No he sabido nada de ella. Desapareció como las primaverales campanillas amarillas . Sin aviso. Sin escándalos.

Finalmente me compré el disco de Pretenders y finalmente pude disfrutar del grupo, o lo que quedaba  de ellos, después de varios muertos, cambios y recambios - ese es el mundo del rock-  en la Riviera de Madrid. Chrissie Handy, posiblemente la única del grupo original, mayor pero guerrera, imbatible, imparable, divina  y altiva como una gran jefa, desgarrando la guitarra  como sólo las diosas saben. 
Te busqué entre la gente. 
Me acordé de ti. 
Don´t get me wrong!


Once in a while two people meet
Seemingly for no reason
They just pass on the street
Suddenly thunder showers everywhere
Who can explain the thunder and rain
Because there's something in the air








                                               https://www.youtube.com/watch?v=7xcttqbiBqk











 

 

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